El origen del corsé tiene como antecedentes a las culturas antiguas, aunque realmente como se entiende hoy en día surge en el siglo XVI. Dentro de las culturas antiguas está la cretense de hace unos cuatro mil años, la griega, que, aunque no utilizaba un corsé al estilo actual, si vemos una especie de cinturón que hacía las veces de corsé, el strophion. Y la romana con los fasciae mamilares.
En la Edad Media, en un principio se huyó de la opresión del cuerpo de la mujer con la utilización de prendas más holgadas, aunque más tarde, también se utilizaron los corpiños.
Ya en el siglo XV podemos observar el primer antecedente del corsé en los vestidos con corpiños ajustados que llevaban las mujeres para ensalzar el pecho y también en las basquiñas, una especie de cuerpo unido a un armazón para ensanchar la falda, ambos se utilizaron en toda Europa.
Pero cuando realmente empezaron a ser populares fue en el siglo XVI y lo que se buscaba con su uso era crear un torso estrecho y plano, para ello se utilizaba el cartón de pecho, un armazón hecho de tablillas de madera o barbas de ballena y cuya función era aportar rigidez y entallar la cintura.
A partir de los siglos XVII y XVIII los corsés empiezan a sufrir cambios, lo que se pretende en estos siglos es ensalzar el pecho y el corsé va dirigido a ello. Además, se dejan de utilizar las tablillas de madera sustituyéndose por ballenas, más maleables y menos rígidas.
En el siglo XIX, el corsé alcanza su gran auge. En este siglo se pensaba que, si una mujer no llevaba puesto un corsé no vestía de forma decente y que las mujeres que lo llevaban lo utilizaban para ensalzar su belleza. Evolucionó en cuanto a materiales, se adorna excesivamente y se sustituyen las ballenas por varillas flexibles para permitir el movimiento. Empezaron a verse corsés en los escaparates de las tiendas y en revistas especializadas en moda, así se potenció mucho su venta. Utilizado también por hombres considerados verdaderos dandys.
A principios ya del siglo XX los corsés se dejaron de utilizar porque se implementó el uso de prendas más sueltas, pero tras las guerras mundiales, hacia 1947, diseñadores de renombre como Christian Dior, empezaron a centrarse en la femineidad y en dar auge de nuevo a la cintura y a los volúmenes en faldas y hombros lo cual produjo la vuelta del corsé. Hacia 1990 diseñadores actuales, Jean Paul Gaultier o Alexander McQueen lo consideraron como una prenda exterior y de este modo hicieron de su uso algo normal.
En el siglo XXI el corsé se sigue utilizando en el exterior de las prendas, ya sea como cuerpo de un vestido o simplemente a modo de top. Un referente en este siglo es la diseñadora española Maya Hansen cuyo principal trabajo se centra en los corsés.
Como podemos observar es una prenda que las mujeres han utilizado durante toda su vida y en la actualidad se sigue usando esta prenda icónica de muchas maneras y formas.